Durante 2019, la Fundación Carvajal realizó una inversión social de 30.834 millones de pesos, el 25 % son recursos propios y el 75 % recursos de cooperación. De estos, el 47 % proviene del sector público, el 17 % del sector privado y el 11 % de cooperación internacional. Las alianzas permitieron implementar 58 proyectos, generando un impacto significativo en las comunidades intervenidas en el Valle del Cauca, en el norte del Cauca y en otros territorios de Colombia, desde las líneas de acción de la Fundación Carvajal: Desarrollo Empresarial, Educación y Cultura y Desarrollo Social y Comunitario, como eje transversal.
La Fundación Carvajal, fiel a su Modelo de Intervención Social Integral, actúa de manera focalizada en el relacionamiento con los diversos actores: comunidades, cooperantes, aliados y colaboradores, contribuyendo a la disminución de la desigualdad por una sociedad más justa y equitativa.
La AFE estuvo conversando con David Gironza, director de la línea de Educación y Cultura de la Fundación Carvajal, quien habló del rol de las alianzas y la cooperación para el desarrollo de programas y proyectos educativos y culturales, y de las perspectivas y retos de la Fundación para este 2020.
(Seguimos con nuestra serie de entrevistas con actores relevantes del sector fundacional. Si desea recibir más información, por favor escribir al correo comunicaciones@afecolombia.org)
AFE: El sector fundacional está fomentando cada vez más las alianzas y el cooperativismo. Se destacan la construcción de proyectos interfundacionales y la relación con la cooperación internacional como punta de lanza dentro de esta perspectiva. ¿Cómo ha venido trabajando desde esta lógica la Fundación Carvajal?
DAVID GIRONZA: Las formas de trabajar de manera conjunta entre fundaciones, el sector privado y la cooperación internacional siempre han existido, el reto está, y en esto ha venido trabajando la Fundación, en cómo nos asociamos de una manera más efectiva.
Estas alianzas efectivas las hemos trabajado en varios aspectos. Primero se debe construir una visión compartida a partir de la diversidad de posturas, miradas y saberes. Se requiere establecer una confianza y una comunicación permanente, promoviendo y respetando acuerdos de integración.
Segundo, hay que situar el foco en los resultados. Esto es muy importante. Focalizarse en los resultados no en las acciones, resaltando los roles claros de cada integrante en este ejercicio de cooperación y de asociación. En el centro se debe situar más el problema, la solución o la oportunidad y no tanto el quehacer de cada organización, reduciendo los egos y la formación del discurso. En estos esquemas de cooperación debe haber un liderazgo compartido y un trabajo colaborativo.
Tercero, se debe reconocer el rol de los activos existentes; Dichos esquemas de colaboración de trabajo los hemos referenciado en experiencias que han sido documentadas y evaluadas, como por ejemplo Strive Together (Impacto juntos) en Estados Unidos que ha trabajado desde la lógica de impacto colectivo para lograr grandes cambios en la educación. Esta organización se dio cuenta de que para mover la aguja en la educación no solo se requieren grandes asociaciones o esquemas de colaboración sino innovar en la forma de trabajar juntos.
AFE: Podemos tener un ejemplo en nuestro contexto, aplicado al trabajo de la Fundación.
D.G.: Un ejemplo con el que podemos ilustrar lo anterior es lo que estamos desarrollando en Cali, donde hemos trabajado en los últimos 3 años desde esta perspectiva de impacto colectivo de una manera más rigurosa.
Cali ha tenido inversiones importantes en lo social, específicamente en educación, provenientes del sector fundacional, el sector privado y de la cooperación internacional; pero los resultados no nos acompañan. Aún tenemos brechas considerables en los aprendizajes de los estudiantes y en indicadores de eficiencia educativa. Quisiéramos mover la aguja más rápido en educación, pero, ¿cómo hacerlo? Fomentando esquemas de cooperación distintos. Y creemos que vamos por buen camino.
Este nuevo esquema es un ejercicio reciente, desde el año 2017 se conforma la Mesa de Impacto Colectivo de Cali, que incluye al sindicato de maestros, la Alcaldía de Cali, Empresarios por la Educación, la Universidad del Valle, la Universidad Icesi, Propacífico, Comfandi, la Fundación Carvajal, entre otros. Nos hemos sentado a trabajar desde esta lógica de impacto colectivo.
Llevamos dos años con resultados importantes, no solo en la configuración de un horizonte de ciudad (una visión compartida), sino también en la definición de esos focos que Cali necesita trabajar en los próximos años para mejorar los indicadores en educación. Ese ejercicio ha demostrado la importancia que tiene trabajar de manera conjunta, cooperada, sin atomizar los recursos e inversiones.
AFE: Pasando a otro tema, ¿cuáles son las perspectivas de la Fundación para el segundo semestre en 2020?
D.G.: Primero, promover y participar en esquemas de cooperación o de colaboración desde una perspectiva de impacto colectivo y, en ese sentido, seguiremos teniendo un papel muy activo en la Mesa de Impacto Colectivo de Cali.
Segundo, contribuir a la incidencia en el sector social con base en evaluaciones rigurosas. Continuaremos las alianzas con la Universidad de Harvard, de Georgetown, con el Swiss Social Center, entre otros, que nos han venido apoyando con evaluaciones de impacto de los resultados de los programas, y que esto sirva a la Fundación, los cooperantes y aliados con el fin de construir o generar políticas públicas basadas en la evidencia.
Tercero, fortalecer nuestros focos de intervención, desde la educación inicial hasta el empleo y fortalecimiento a la microempresa. Nuestro objetivo será seguir cualificando y desarrollando las habilidades y conocimientos de los docentes del país, contribuir al empleo inclusivo y a la generación de ingresos a través de iniciativas o emprendimientos que tienen las poblaciones más vulnerables.
AFE: ¿Cuáles creen que son los principales retos a los que el sector fundacional debe enfrentarse actualmente en el contexto colombiano?
D.G.: El primer reto es la innovación, no solamente en las formas como las fundaciones desarrollan sus programas, sino innovar en la cooperación y trabajo en conjunto. El otro gran reto es evaluar de manera rigurosa lo que están haciendo. Yo creo que el sector fundacional puede tener un papel importantísimo en generar más información basada en la evidencia para que las entidades territoriales y el Gobierno desarrollen sus políticas públicas.
Por último, es innovar para que la desigualdad o las brechas que existen entre el sector rural y el urbano, o entre colegios del sector privado y público se reduzcan, y el gran reto ahí es cómo hacemos para que las intervenciones sean mucho más costoefectivas, puedan mover más rápido la aguja y aceleren los cambios que requiere el país.