Por Camila Ronderos, Directora Fundación Keralty
El derecho a la salud es fundamental para alcanzar el desarrollo humano, social y económico. Este ha sido definido como una necesidad básica humana que supone “un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de dolencia o enfermedad” (WHO, 2019). Asimismo, el derecho a la salud es un derecho habilitante de otros derechos: “en ningún otro derecho como en la salud se observa la interdependencia entre los derechos tan claramente como en este” (Procuraduría General de la Nación, 2008).
No obstante, en el mundo y en Colombia, algunas de las mayores inequidades en salud se presentan entre las comunidades rurales y las urbanas, en términos de cobertura, acceso, oportunidad y calidad de los servicios de salud (Ministerio de Salud y Protección Social, 2019b). La reducción de dicha brecha, sólo será posible si “se reconoce la inmensa diversidad territorial y poblacional que, a su vez, se traduce en perfiles epidemiológicos variados” (Ministerio de Salud y Protección Social, 2019b) y se promueve la corresponsabilidad de las personas, familias y comunidades en el cuidado de la salud, el desarrollo humano y la calidad de vida en el ámbito rural y rural disperso (Ministerio de Salud y Protección Social, 2019).
Para poder aunar esfuerzos que permitan reducir dicha brecha es importante conocer las características de los territorios rurales que para la Fundación Keralty se reflejan en 3 aspectos: (i) dificultades en el autocuidado relacionadas con los determinantes de la salud, (ii) baja capacidad de gestión local que involucre a todos los miembros de la comunidad de todos los sectores; (iii) una visión de los territorios basada en el déficit que desemboca en intervenciones asistenciales, en lugar de iniciativas integrales y sostenibles que empoderen el territorio. Para la Fundación, el objetivo en la ruralidad es incrementar la salud y el bienestar de las comunidades trabajando desde un enfoque salutogénico, entendiendo la salud desde un enfoque de bienestar y no de enfermedad, en el cual, profundizando en los conceptos del sentido de coherencia, la promoción de activos y la articulación de niveles (persona, familia, comunidad, instituciones) se logran mejorar condiciones de bienestar y por consiguiente de salud para tener una mejor articulación y complementariedad con el sistema tradicional de prestación de servicios de salud. Es por esto, que a partir de liderazgos locales que mejoren las redes comunitarias de cuidado basadas en activos de salud, en articulación con los demás actores socio sanitarios.
Inicialmente la implementación del modelo de la Fundación se dio en la Alta Guajira, donde trabajando de la mano de Gestores de Bienestar formados en alertas tempranas y activos de salud, empoderando a la comunidad y articulando los distintos actores del territorio logramos reducir los indicadores en salud de las principales prevalencias de dichas comunidades. En promedio, para 2021 en Kulesiamana y Yorijarú se disminuyó en un 41% las personas que tuvieron gripa en el último año. Además, para el mismo año en las dos comunidades se disminuyó un 37,5% las personas que tuvieron diarrea en el último año. Lo anterior, en parte gracias al trabajo adelantado por los Gestores de Bienestar en fortalecer el uso y conocimiento de las plantas medicinales como sabiduría ancestral del pueblo wayuu.
Gracias a estos resultados, estamos también implementando la estrategia en Cauca impactando alrededor de 600 personas en dos comunidades y en el Putumayo aproximadamente 550 personas igualmente, en dos comunidades. Dos territorios que surgen tras evidenciar las constantes inequidades en salud que se presentan allí entre las comunidades rurales y las urbanas, en términos de cobertura, acceso, oportunidad y calidad de los servicios de salud. Actualmente, los logros giran alrededor del fortalecimiento que se ha tenido en las relaciones con la comunidad y algunos actores socio sanitarios, así como la identificación de problemas de salud presentes en las comunidades y los activos en salud con que cuentan los mismos.
Estamos convencidos que, al fortalecer las capacidades y el tejido social en el territorio, involucrando y articulando a múltiples actores, es posible mejorar la situación de las comunidades rurales de una manera sostenible, integral y respetuosa.
Referencias
Procuraduría General de la Nación. (2008). El derecho a la salud en perspectiva de Derechos Humanos y el sistema de inspección, vigilancia y control del Estado colombiano en materia de quejas de salud. Bogotá, Colombia. Obtenido de https://www.dejusticia.org/wp-content/uploads/2008/07/El-derecho-a-la-salud.pdf
WHO. (2019). WHO. Obtenido de Indicadores en salud: Aspectos conceptuales y operativos: https://www.who.int/es/about/who-we-are/frequently-asked-questions
Ministerio de Salud y Protección Social. (2019a). Análisis de Situación de Salud (ASIS), Colombia 2018. Bogotá: Ministerio de Salud y Protección Social.
Ministerio de Salud y Protección Social. (Diciembre de 2019b). Plan Nacional de Salud Rural. Bogotá, Colombia.