Las necesidades y oportunidades de los jóvenes están, y deben estar, en el centro de la agenda nacional. A pesar de tener más de 12 millones de jóvenes en el país (1 de cada 4 personas es joven) los territorios cuentan con poca información, datos y análisis de esta población, dificultando la comprensión de sus particularidades y la toma de decisiones en su beneficio. Desde el 2018 se han presentados movilizaciones juveniles manifestando su interés por generar cambios en el sistema educativo, a las que se sumaron otros temas por el impacto de la pandemia que evidenció su vulnerabilidad y aumentó sus carencias generadas por impactos multidimensionales en educación, empleo, acceso a servicios públicos, relacionamiento con pares y salud, entre otras.
Si bien muchos, desde nuestro rol como sector social, hemos escuchado la necesidad de los jóvenes frente a la renovación de los modelos educativos, las barreras que enfrentan en las trayectorias educativas y sus proyectos de vida o los retos en el desempleo, en los análisis de estos últimos dos años hemos identificado otras temáticas complementarias que impactan el bienestar de los y las jóvenes y sus esquemas de relacionamiento con el entorno. Desde la Red de Ciudades Cómo Vamos, en la cual participan varias de las Fundaciones AFE, se identifican percepciones pesimistas y emociones negativas por parte de los y las jóvenes, asociados a temas estructurales y coyunturales como la corrupción, la inseguridad, el maltrato, la violación de los derechos humanos, entre otros.
Frente a su involucramiento ciudadano y participación, los jóvenes no se sienten representados, sin embargo, tienen un mayor interés en participar a través de diferentes herramientas y mecanismos, aunque reconocen que existen barreras por la desconfianza ante las instituciones, el desconocimiento del proceso electoral y la inseguridad en procesos de participación política. Los próximos Consejos Municipales y Locales de Juventud serán una oportunidad para fortalecer su involucramiento efectivo, ya se cuenta con cerca de 40.000 candidatos y el fortalecimiento de sus capacidades para ejercer un liderazgo orientado a lo público será fundamental para el relevo generacional en el país.
Iniciativas cómo Activa Buenaventura, Participa+ Yumbo, el Laboratorio de Innovación Social Adaptativa (LISA), Programa de Liderazgo transformador de Fundación Origen entre otras, han demostrado el valor de trabajar en red con varias Fundaciones AFE y otras organizaciones, con y para los jóvenes participantes buscando fortalecer el conocimiento de su entorno en los territorios y su capacidad de liderar e incidir.
Para poder ofrecer soluciones para los jóvenes, se requiere establecer un dialogo generativo y empático y esto implica que debemos hablar más allá de una única categoría de jóvenes. Es importante hablar de su interseccionalidad, desde la diversidad y el enfoque diferencial, por ejemplo, las jóvenes mujeres rurales o Jóvenes urbanos con Oportunidad (Ninis y jóvenes que están en la informalidad). La mirada debe ser múltiple y tener enfoques territoriales, sociales y culturales diferenciados para poder abrir diferentes voces y dar respuesta a los desafíos que se manifiestan en las particularidades de cada contexto.
Al profundizar en sus oportunidades educativas y laborales, actualmente en Colombia, en la mayoría de los casos, el éxito de un joven está definido por las características de su origen (lugar de nacimiento, nivel formativo de sus padres y patrimonio) más que por su esfuerzo y talento; las brechas en la calidad educativa no están contribuyendo a la movilidad social de los jóvenes. Es por esto que han surgido enfoques sistémicos, territoriales, de largo plazo, que se apalancan en las capacidades existentes en los territorios como NEO – Nuevas oportunidades de empleo Juvenil en Urabá, o GOYN, Global Opportunity Youth Network en Bogotá, qué han demostrado que es posible generar nuevas oportunidades, promoviendo la inclusión a los más vulnerables, desarrollando competitividad para el territorio, nuevos esquemas de intervención y asociación para crear nuevas capacidades y lograr resultados sostenibles y de mayor escala.
Reconociendo que aún hay mucho por aprender y fortalecer en esta agenda, algunos de los aprendizajes que hemos sistematizado nos sugieren que: Primero, se debe involucrar a los jóvenes en la toma de decisiones de los temas relacionados con ellos y co-construir desde su visión soluciones viables, fortaleciendo su capacidad de agencia, liderazgo e incidencia; Segundo; trabajar bajo un enfoque sistémico, robusteciendo la relaciones, redes y trabajo colaborativo entre los actores, reconociendo las soluciones existentes que ya se están implementando en los territorios; y por último, debemos ver las tecnologías y nuevos esquemas de información y comunicación como una oportunidad para recoger datos, que contribuyan en la disminución de fake news y la toma de decisiones desinformadas, posicionando la tecnología y canales de comunicación como herramientas para incrementar el bienestar de la juventud y la sociedad en sectores como la salud, la formación, la inclusión productiva, el involucramiento ciudadano, entre otros.